La seguridad ha sido una de las principales preocupaciones de los Juegos, especialmente con Francia en nivel máximo de alerta antiterrorista desde los atentados de Hamás de octubre pasado en Israel y la consiguiente represión contra Gaza. Por ello, la ciudad está totalmente blindada y la ceremonia inaugural, con 10.000 deporistas ‘desfilando’ por el Sena, ofrecerá un despliegue nunca visto.
El dispositivo de seguridad estará compuesto por 45.000 agentes, lo que supone diez mil más que los que estarán de servicio cada día el resto de las jornadas olímpicas. A ellos se sumarán unos 10.000 militares y miles de vigilantes privados.
«No tenemos ninguna amenaza concreta para la ceremonia de apertura ni para los Juegos Olímpicos», aseveró este jueves el ministro de Interior francés, Gérald Darmanin, en una comparecencia ante los medios tras haber recibido a representantes de las distintas fuerzas participantes, que también incluyen agentes de otras 44 naciones, como España. Unos 170 policías nacionales y 140 guardias civiles colaborarán en las tareas de vigilancia.
Además, desde una semana antes, el área del recorrido de la ceremonia es prácticamente un búnker al que solo se puede acceder con un salvoconducto solicitado previamente, incluso para los residentes parisinos de las zonas de ese denominado perímetro gris