China es un país que se ha tomado en serio eso de que nadie les tosa cuando toca hablar de megaconstrucciones. Arabia Saudita está haciendo la competencia con proyectos como The Line o su nuevo aeropuerto, pero en la variedad está el gusto y China tiene puentes imposibles, el túnel ferroviario más complicado del mundo o el distópico Gran Puente de Danyang-Kunshan.
También les gustan las carreteras enormes, algo necesario cuando son más de 1.400 millones de habitantes, y hablando de distopías, al suroeste del país se encuentra la ciudad de Chongqing. Se trata de una ciudad más grande que muchos países y que tiene un cruce de carreteras que parece sacado de Akira: el intercambiador de Huangjuewan.
Con 30 millones de habitantes en situación permanente (es decir, que no fluctúa tanto como en otras grandes ciudades del mundo), Chongqing es un desafío urbanístico. Es una ciudad enorme con 26 distritos, ocho condados y cuatro condados autónomos, pero también es un importante centro neurálgico del país y un punto crucial para la comunicación con otras grandes ciudades y las zonas del oeste de China.
El gran aumento de población en la ciudad estas últimas décadas ha ocasionado que los gobiernos muevan fichas para la modernización de infraestructuras y, con el objetivo de evitar atascos a la vez que se facilita la comunicación con otros distritos y el aeropuerto internacional de Juangbei, en 2009 comenzaron las obras del intercambiador de Huangjuewan.
Está considerado el paso elevado más difícil del mundo, y no es para menos. Cuenta con 20 rampas que se entrelazan en cinco niveles. Es una auténtica montaña rusa con una altura de 37 metros en el último nivel y que desemboca en ocho direcciones. Visto desde arriba, es un auténtico caos, y el motivo es que es un cruce que conecta tres autopistas y una carretera.
Tiene una longitud total de -prepárate- 16.414 metros, y algo que sorprendería en otras zonas del mundo, pero no en las megaconstrucciones chinas, es que empezó a funcionar en 2017. Puede parecer que ocho años son muchos para un cruce, pero teniendo en cuenta tanto las dimensiones del mismo como que está en una zona compleja al ser montañosa y que no podían interrumpir el tráfico habitual de las autopistas, es digno de admiración.
Todo está monitorizado mediante cámaras para registrar el tráfico en tiempo real y el artífice de esta carretera faraónica fue Liu Bangjun. Hace unos años, comentó que, aunque el paso elevado parece intimidante, se diseñó desde el primer momento para que los conductores no se perdieran. Para ello, todo está meticulosamente señalizado y, además, tiene carreteras y quitamiedos pintados con diferentes colores para que sea más fácil distinguir el camino.
Reconoce que hubo algo de polémica con esto último, ya que pintar las carreteras con diferentes colores haría que no se adaptara bien al entorno circundante, pero que era un mal necesario para ayudar a los conductores. Y, aunque en su día se hicieron bromas como que si tomabas la ruta equivocada tendrías que recorrer toda la ciudad, el paso se diseñó para que tardes 10 minutos en dar la vuelta si tomas una dirección errónea. Además, las rampas están señalizadas con nombres de la A a la O para que sea más fácil distinguirlas.
Al final, es una obra arquitectónica imponente que llevó a Liu y su equipo cinco años de preparación en la mesa de diseño. Tuvieron que hacerlo bien, ya que el plano no se modificó durante la construcción, y aunque da menos miedo que el puente de Chesapeake, seguro que la primera vez que te enfrentas a un cruce así vas más tenso que un ingeniero de CrowdStrike actualizando tu sistema de seguridad.
Imagen | Google Earth
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La noticia
Tres autopistas, 20 rampas de acceso: China tiene el intercambiador más diabólico del mundo en Huangjuewan
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alejandro Alcolea
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