Hubo un tiempo en el que creí que la aprobación de la Ley de amnistía el año pasado podía suponer el inicio de una revuelta contra un régimen que tiene secuestrada a la nación española y dice representarla. Fue prometedor que se iniciasen movilizaciones en Ferraz frente a la sede del Partido Socialista, señor del cortijo tercermundista de corrupción en el que nos han convertido. Sin embargo, la oposición constructiva a un Gobierno radical antiespañol y corrupto decidió estigmatizar dichas protestas como «inadecuadas», antisistema. Despreciaron a quienes acudieron a la zona cero ...