El otro día el programa “¡De viernes!” prometía muchas y variadas emociones: estaba mi querida Terelu, una de las hijas de María Teresa Campos que Dios tenga en su Gloria, junto con su sobrino José María. Hablaban del mal rollito que parece existir en el clan y que si patatín y que si patatán cuando, en medio de la entrevista, ¡zasca!, la hermana de Terelu, a la sazón madre de José María, Carmen, llamó en directo. Aquello fue un trepidar de sinapsis consanguíneas, un remover algoritmos emocionales, un ludibrio de pasiones, en fin, un cifostio de gentes capaces de pelearse com ...