Antes de la existencia de los móviles que ha provocado que miles de millones de personas puedan tomar todas las fotografías que quieran en cualquier momento, durante décadas, incluso cuando se popularizó el uso de cámaras fotográficas en las familias, el captar una imagen y poder verla, implicaba un proceso lento y, para muchos, caro. Se necesitaba una cámara, un carrete dentro y un sitio donde se revelaran los negativos y se transfirieran a un papel (en mate o brillo). Al igual que los videoclubs, las tiendas de revelado, tan comunes en mi adolescencia, hoy apenas son conocidas por ...