Una mujer de 42 años sube a un autobús, como cada día, y toma asiento. Un par de paradas más tarde, el conductor detiene el vehículo, para exigirle a ella, y a otras dos mujeres más, que se levanten y cedan el asiento a tres hombres que viajan de pie. Pero la mujer no consiente en dejar libre su asiento. Es detenida por ello y, dos meses más tarde, acabará en el calabozo y pagando una multa. La mujer se llamaba Rosa Parks y sabía que lo que hacía iba contra las leyes, pero seguramente lo que no sabía es que su acto de rebeldía sería la chispa necesaria para encender el movimien ...