Las marquesinas de autobuses se convierten, cada verano, en un rincón donde descansar del calor impenitente que azota a las grandes ciudades y pueblos de España. Bien sea para esperar a que llegue la línea que deseas o por salirte unos instantes de tu camino, estas archiconocidas cubiertas son un clásico del estío. En Madrid, durante los meses de junio, julio, agosto y septiembre, las temperaturas pueden superar los 38 °C grados con facilidad en las horas puntas del día, lo que convierte el hecho de coger el autobús en una tortura. Por ello, el pasado 10 de julio, la EMT, junto al ...