Así fue, y el que quiera oír que oiga. El día primero de julio todos pensábamos que, a partir de allí, Francia cambiaba de rumbo. Hacia la derecha, arriba, abajo, pero rumbo a una revolución cultural necesaria para que la sociedad gala entienda dónde se ha metido en su evolución política moderna. Le Pen era la portada de todos los sitios digitales de noticias, los que ve todo el mundo en X, y que alarman a las izquierdas residuales y hacen inflar el pecho a las derechas más extremas. Casualmente por esos dos motivos también durante julio, otro día nos despertamos con que e ...