Llegó a La Moncloa en un utilitario azul. En su día, el juez Marino Barbero, látigo de Filesa, se personó en la sede del PSOE en taxi. La juez Mercedes Alaya, flagelo de los ERE, acudía también cada mañana a la Audiencia de Sevilla en taxi, arrastrando un trolley repleto de documentos con la soltura de Cyd Charisse y la discreción de Grace Kelly. El juez Juan Carlos Peinado optó un discreto cochecito para protagonizar una escena inédita en democracia. El interrogatorio a un jefe de Gobierno en la sede de Presidencia sobre un procedimiento de corrupción contra su esposa. Los medi ...