Antiguamente se ponía como ejemplo de frescales al vendedor de crecepelo. Hoy el camelo tiene su asiento en algunos de esos másteres que anuncian las universidades y otros centros de enseñanza. Está bien que se haya desterrado la palabra española “maestría” y haya sido sustituida por esa cursilada del “máster” porque ciertamente la primera remite a la existencia de un “maestro”, alguien de mérito relevante, una cualidad que sin duda existe pero no se prodiga entre quienes venden humo en los másteres. ¡Ah, el humo, pariente de la fatuidad! El humo es esa mezcla de ga ...