Llega un día en la vida de todo niño en el que su habitual cacofonía de sílabas sin sentido, el conocido balbuceo, da paso, casi a modo de pequeño milagro, a la pronunciación de una primera palabra. Entre los 13 y los 18 meses, los niños comienzan a comprender y a emplear palabras que nombran objetos cotidianos, acciones frecuentes y personas significativas para ellos. Empiezan a reconocer las partes del cuerpo y giran la cabeza en torno suyo cuando alguien pregunta dónde está algo. No obstante, en el momento de la aparición de las primeras palabras, así como en la elaboració ...