La llegada a los cines en 2014 de Ocho apellidos vascos logró algo que hacía tiempo que buscaba el cine español: reconciliar a una parte del público que desde hace años evitaba toparse con películas rodadas en el país y eliminar casi por completo esa desafección que para algunos tiene su origen en el famoso "no a la guerra" de los premios Goya de 2003. Aquella película dirigida por Emilio Martínez-Lázaro marcó un récord con más de 10 millones de espectadores y más de 77 millones de euros de recaudación. Aquello no fue un espejismo y la continuación de aquella primera entreg ...