Aíto Garía Reneses, a sus 74 años, ha pasado la temporada más dura de su carrera. Partidos cada día tras contínuos aplazamientos. Doblando la competición alemana con la Euroleague, viajando por toda Europa, padeciendo las restricciones de la pandemia y, para colmo, pasando el Covid con síntomas reseñables. A él le encanta Berlín y la forma en que funcionan administraciones, medios de comunicación... en Alemania pero también es cierto que en su momento me aseguró que se le hace difícil convivir con las pocas horas de sol que ofrece aquella histórica ciudad durante el año.
Está agotado y, además, el Alba ha perdido prácticamente, a todas las referencias del equipo: Jayson Granger fichó por el Baskonia, Payton Siva por los NZL Breakers (¿no os sorprende?), Simone Fontecchio también con Baskonia, Wagner por Orlando Magic o Giffey por Zalgiris. Tenía que volver a empezar de cero.
Y se va tranquilo, volvió a ganar la liga germana y a desplegar un gran juego en la Euroleague. Se va tranquilo porque confía en Israel González, ley de vida, otro segundo entrenador suyo que pasa a primero con las lecciones bien aprendidas.
Yo erré, pensé que nos quedábamos sin Pau como jugador y con Aíto como entrenador. Sin embargo, aunque es cierto que no seguirá en Berlín, no fallé del todo. Él no sabe vivir sin el basket a pie de pista y… competir. El gran Xabier Añua siempre me dice bromeando (¿o no?) “Carlos su vida es el basket. A veces tengo la impresión de que morirá con las botas puestas”. Qué escalofríos. Quién no recuerda con tanto cariño como tristeza a Ignacio Pinedo, entrenador que tanto marcó al mismo Aíto hasta la fecha, con él dio sus pasos más firmes en el baloncesto como jugador del Estudiantes.
El caso es que no ha anunciado su retirada y con él, aún no se extingue ese tipo de entrenador duro pero pedagógico, incisivo pero templado, tranquilo pero persistente y lejos de hiperventilaciones que tanto parecen valorarse hoy en día. Ahora toca un año para relajarse con su Fundación, su pasión por la fotografía de animales, paisajes terrestres, acuáticos… la naturaleza, sus caminatas, su bici… eléctrica.