A seis años del estreno de Roma, Cuarón dirige los siete capítulos de un proyecto personal que no sigue la lógica de la producción seriada contemporánea y debe ser vista como un largometraje de casi seis horas. Describe la desintegración de una familia luego de que cierto secreto del pasado remoto asoma a la superficie, haciendo hincapié en uso de las redes sociales como medio de persecución.