El 13 de septiembre de 2022, Mahsa Amini, una joven iraní de 22 años, fue arrestada por la ”policía de la moral” en Irán. Tres días después, murió a causa de los golpes recibidos en la cabeza por parte de los agentes, según informes independientes. La noticia de su muerte desató una revolución en el espíritu colectivo de los iraníes, bajo el lema ”Mujer, Vida, Libertad”. Dos años después, el movimiento sigue vivo, con miles de iraníes, especialmente jóvenes, que han tomado las calles y han mantenido una persistente lucha por la justicia y la libertad. Este artículo analiza cómo, en estos dos años, la represión gubernamental ha evolucionado, extendiéndose más allá de las calles hacia el ámbito digital en un esfuerzo por silenciar las voces disidentes y controlar la narrativa dentro del país.
En respuesta a las manifestaciones masivas, la República Islámica de Irán recurrió a su conocida táctica de represión. Más de 500 personas fueron asesinadas en las calles, incluyendo alrededor de 70 niños, y decenas de miles fueron arrestadas. Las fuerzas de seguridad y militares también dispararon deliberadamente a los ojos de los manifestantes, dejando a muchos de ellos ciegos. Paralelamente, el gobierno iraní intensificó su represión digital bajo el pretexto de la ”seguridad nacional”, alegando interferencia extranjera en los asuntos internos. Con esta justificación, se construyó un muro digital alrededor del país, restringiendo el acceso a información libre y bloqueando herramientas y plataformas de comunicación globales.
El empoderamiento digital se ha convertido en un arma crucial en la lucha contra la censura en Irán. Equipar a la población con habilidades de alfabetización digital y educarla sobre herramientas de comunicación seguras es vital para proteger su privacidad y garantizar que la información siga fluyendo. Este esfuerzo por desarrollar y mantener herramientas eficaces para sortear las interrupciones y contrarrestar la censura es uno de los mayores desafíos que enfrentan los jóvenes iraníes. Día tras día, trabajan incansablemente para mantener abierto el flujo de información y garantizar que el público pueda seguir accediendo a internet.
A medida que la represión en las calles se trasladaba al ámbito digital, la necesidad de proteger la libertad de internet se volvió más urgente. Muchos jóvenes iraníes han utilizado todos los recursos a su alcance para desarrollar estrategias que defiendan el acceso libre a la información y denuncien a quienes colaboran con el régimen en la censura digital. Esto incluye la identificación de operadores y empresas que han ayudado a implementar los cortes de internet y el bloqueo de VPNs.
La censura digital en Irán no es nueva. El gobierno ha bloqueado o limitado el acceso a la red en repetidas ocasiones para silenciar a sus ciudadanos. Durante las recientes protestas, las restricciones se intensificaron, con el bloqueo de dominios, direcciones IP y el acceso a tiendas de aplicaciones como Google Play y App Store, convirtiendo a Irán en una ”isla digital” aislada del flujo global de información. Unos meses después de los eventos iniciales, el Observatorio Abierto de Interferencias en la Red (OONI) reveló cómo los proveedores de servicios de Internet (ISP) intensificaron la censura mediante bloqueos de endpoints de DoH, manipulaciones de DNS e intervenciones a nivel de TLS. El acceso a sitios web y servicios se volvió inestable, bloqueándose de un día para otro.
La represión también tuvo un componente territorial. El 30 de septiembre de 2022, más de 100 ciudadanos baluches desarmados e indefensos fueron asesinados a tiros por las fuerzas del régimen en Zahedán durante la oración del viernes, mientras protestaban contra el asesinato de Mahsa Amini. Desde entonces, casi todos los viernes, coincidiendo con la oración del viernes en las ciudades de Sistán y Baluchistán, el acceso a Internet en la provincia se corta o se restringe severamente para prevenir cualquier tipo de reunión o protesta.
Además de estas acciones represivas, la República Islámica ha intentado reducir el tráfico internacional y fortalecer el ancho de banda interno para empujar a la población a utilizar servicios nacionales. Sin embargo, esta política ha fracasado; aunque la oscuridad digital se ha extendido, los iraníes han encontrado formas de resistir a través de tecnologías como VPNs y otros métodos de comunicación que permiten el acceso a información no censurada.
A pesar de la censura, el periodismo ciudadano y las redes sociales han demostrado ser un contrapeso poderoso. Jóvenes iraníes, armados con teléfonos inteligentes y una determinación inquebrantable, han documentado momentos cruciales de violencia y violaciones de derechos humanos. Plataformas como Twitter, Instagram y YouTube se han convertido en los ojos y oídos de quienes no pueden expresarse libremente. Durante las protestas, los jóvenes inundaron X (antes Twitter) con publicaciones que comenzaban con ”Por…”, relatando sus experiencias bajo el régimen. El cantante Shervin Hajipour recopiló estas voces en ”Baraye”, un himno que se convirtió en símbolo de la resistencia.
Según Bloomberg, el uso del hashtag #MahsaAmini en Twitter superó los 275 millones el 16 de octubre de 2022. En solo una semana, los jóvenes que comenzaron sus manifestaciones en redes sociales generaron más de 40 millones de tuits, compartiendo videos e imágenes que hicieron eco en todo el mundo. En el segundo aniversario del asesinato de Mahsa Amini, Coldplay incluyó la frase “y cantaremos ‘Baraye’” en su nuevo sencillo ”We Pray”, mostrando cómo este himno ha cruzado fronteras y se ha convertido en un potente grito global contra la represión en Irán. Lo que comenzó como una tormenta en la plataforma X ha mantenido su efecto, resonando como un símbolo persistente en la lucha contra la opresión.
Uno de los eventos más destacados de las protestas en Irán fue el respaldo de Anonymous, el grupo de hackers más famoso del mundo, que declaró la guerra contra el gobierno iraní. En los últimos días, este grupo de hackers logró desactivar el sitio web del Banco Central de Irán, la página de Ali Jamenei, el líder supremo de la República Islámica, así como mil cámaras de vigilancia dentro de Irán y otros portales y sitios web gubernamentales. La sensibilidad de los usuarios de las redes sociales ante las reacciones de figuras prominentes también ha sido notable. Con la publicación de una sola historia o tuit de una personalidad conocida, la declaración de solidaridad de estas figuras se propaga rápidamente en las redes sociales. En contraste, muchos otros han sido criticados en estas plataformas por no reaccionar ante las protestas y la muerte de Mahsa Amini. Algunos usuarios de redes sociales han compartido fotos o nombres de personas que no han ”estado con el pueblo” en las recientes protestas, invitándolas a unirse al movimiento y publicando el mensaje ”lo recordaremos” en sus perfiles de redes sociales.
A dos años del asesinato de Mahsa Amini, el movimiento que nació en su nombre no es solo una protesta contra la represión en Irán; es un llamado universal por la dignidad humana y la libertad. A pesar de la brutalidad de un régimen decidido a sofocar cualquier atisbo de disidencia, muchos iraníes han demostrado una resistencia inquebrantable, tanto en las calles como en el mundo digital. Sus voces han perforado las barreras de censura, sus historias han cruzado fronteras, y su demanda de ”Mujer, Vida, Libertad” se ha convertido en un eco global que resuena en todos los rincones del mundo.
La fortaleza del pueblo iraní, especialmente de su juventud, revela una verdad fundamental: que la resistencia y el coraje colectivo son fuerzas que ninguna censura puede detener. El desafío ahora es que la comunidad internacional no solo observe, sino que también apoye activamente a quienes, en Irán, se niegan a ser silenciados y siguen luchando por un futuro mejor para todos.
Por Ryma Sheermohammadi, traductora e intérprete interesada en los derechos humanos, la gobernanza, la cohesión social y el papel de la mujer en el cambio social.
