Este 15 de agosto se cumplen tres años de la toma de Kabul por parte de los talibanes, que puso fin a veinte años de guerra con el antiguo Gobierno de Afganistán, apoyado por Estados Unidos. El régimen implantado por este grupo defiende el cumplimiento de la sharía como “prioridad principal”, un sistema que ha llevado al país a una situación de “pobreza masiva” y violación de derechos humanos, especialmente de niñas y mujeres.
Restricciones. Las mujeres y niñas del país se han visto obligadas a cumplir diversas restricciones que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), constituyen un apartheid de género. Entre ellas, tienen prohibido trabajar fuera de sus hogares y entornos domésticos, a excepción de un número limitado de doctoras o profesoras, y solo pueden salir a la calle en compañía de un hombre de parentesco cercano.
Afganistán se ha convertido en el único país del mundo donde “se prohíbe estrictamente” a las niñas y mujeres cursar estudios secundarios o universitarios, obligándolas a quedarse en casa a partir de los 12 años.
Situación de las mujeres. Paralelamente, ONU Mujeres en Afganistán afirma que, a causa de estas restricciones impuestas por los talibanes, el 98% de las mujeres sienten que tienen una influencia “limitada o nula” en la toma de decisiones en sus comunidades y el 68% tienen problemas de salud mental.
Afghanistan International
Organización de las Naciones Unidas (ONU)
ONU Mujeres
UNESCO
Afghan Witness
Amnistía Internacional