Como todos los metales, el hierro pudelado de la estructura del monumento parisino más famoso, es sensible a las variaciones térmicas.
París, la ciudad del amor, de la moda, de la luz … y de la Torre Eiffel. Este histórico monumento de 131 años ha crecido de alto hasta los 330 metros gracias a sus antenas de transmisión de radio y televisión. Pero, lo curioso, es que también crece de tamaño en verano. Te explicamos el porqué.
La estructura metálica de la Torre se adapta a las condiciones climáticas parisinas, según cuentan en la página web oficial.
- La Torre Eiffel puede ganar unos milímetros en verano y perderlos en invierno. Se trata de un fenómeno llamado expansión térmica -o contracción térmica cuando disminuye- que no se percibe a simple vista.
- Se debe a que, como todos los metales, el hierro pudelado de su estructura es sensible a las variaciones térmicas. El pudelado o afino del metal era un procedimiento que consistía en calentar en un horno de reverbero a alta temperatura, donde se fundían los lingotes de hierro para eliminar parte de su componente en carbono y las escorias que se habían incorporado al arrabio durante el proceso de fundición. Así, las 18.038 piezas de hierro que forman la Torre quedaron libres de escorias o impurezas, quedando reducido su contenido de carbono.
- Además, esta expansión también hace que el monumento se incline ligeramente hacia el lado opuesto al sol: el calor directo del sol incide sólo en uno de los cuatro lados de la torre, creando un desequilibrio con los otros tres que permanecen estables. En los días soleados, el vértice de la famosa Eiffel puede formar una curva más o menos circular de unos 15 centímetros de diámetro.
Desde el equipo de ingenieros de la Torre detallan que “estos cambios de estado son naturales e ínfimos y no ejercen ningún impacto en la solidez de la estructura”.
Fuentes
Página web oficial de la torre Eiffel