'Era un día especial. No era para menos. De un intenso color rojo. Relucientes, ¡tanto! que hasta daba pena usarlos. Unos colores vivos los recorrían de punta a punta, de acuerdo con la tendencia de esta temporada. Por fin mi material estaba al día, no como siempre, dos o tres años por detrás. Mis nuevos misiles eran según el vendedor de turno de la tienda “como un arma cargada. Peligrosos en los pies de un idiota, pero letales en los de un experto”. Yo le dejaba hablar para ver si de esa forma sacaba algo más de un “diez”.
Cuando ya tenía un “quince” en el bolsillo, me preguntó que fijaciones ponía y antes de que tuviera tiempo de girarse al mostrador de relucientes fijaciones, le pasé mi viejo par que llevaba en la mochila diciéndole
–Date caña en montarlas que las pistas abren a las...'