Caracas. Petróleo, migración, democracia: la política de Donald Trump hacia Venezuela es un enigma en su regreso al poder en Estados Unidos, cuatro años después de su infructuoso intento por derrocar a un declarado “enemigo”, Nicolás Maduro, quien anunció su intención de “entablar buenas relaciones”.
Trump, quien impuso una política de máxima presión contra Maduro en 2019, incluido un embargo al petróleo venezolano, asumirá el poder en medio de una crisis energética mundial por las guerras en Ucrania y Oriente Medio, que hace más atractivo el crudo de este país caribeño.
Aunque el magnate inmobiliario criticó a la administración de Joe Biden por comprar crudo a Caracas, apenas mencionó a Venezuela durante su campaña, y se refirió a los venezolanos solo como migrantes “criminales”.
Líderes mundiales felicitan a Donald Trump por victoria electoral en Estados Unidos
“No hay claridad en cómo va a ser su política exterior en general”, comentó a esta agencia el internacionalista Iván Rojas. “Es posible que adopte un enfoque más pragmático y busque acomodarse, como también que mantenga las sanciones para proyectar una imagen de fuerza. Ambas posibilidades existen”.
El gobierno de Maduro, que rompió relaciones con Estados Unidos durante el primer mandato de Trump, abogó por “cooperación” y “respeto mutuo”.
“Venezuela siempre estará dispuesta a entablar buenas relaciones con los gobiernos estadounidenses, enmarcadas en un espíritu de diálogo, respeto y sensatez”, indicó la Cancillería en un comunicado.
La nueva presidencia republicana coincide con denuncias de fraude en la reelección de Maduro para un tercer período de seis años (2025-2031). La oposición liderada por María Corina Machado reclama un triunfo para el candidato Edmundo González Urrutia, exiliado en España tras una orden de detención en su contra.
Machado prometió ser un “aliado confiable” de la nueva administración.
El triunfo de Trump fue celebrado por gran parte de la diáspora venezolana, que deposita en él la esperanza de ver caer al chavismo gobernante.
En su primer gobierno (2017-2021), Trump lideró una ofensiva internacional contra Maduro. En 2019, cuando Maduro fue reelegido en elecciones boicoteadas por la oposición, Trump impuso sanciones y afirmó que “todas las opciones”, incluida la militar, estaban sobre la mesa.
Venezuela atribuyó a Trump parte de su profunda crisis económica.
“Podría intentar repetir su política sobre Venezuela, es decir, hacer todo lo posible por derrocar al régimen de Maduro”, opinó la politóloga Vanda Felbab-Brown, investigadora del Brookings Institution en Washington DC.
Las recientes presidenciales de julio, que la oposición asegura que Maduro “robó”, podrían justificar estas acciones, según la experta. “Si Trump intenta derrocarlo, no creo que le resulte más fácil”.
Habrá más claridad sobre el futuro de la relación Trump-Maduro cuando el republicano anuncie su equipo de asuntos exteriores, señala Christopher Sabatini, investigador para América Latina del centro de análisis británico Chatham House.
“Si (el senador) Marco Rubio o sus acólitos forman parte del equipo, podría esperarse un endurecimiento de la política hacia Venezuela y Cuba, con sanciones más severas y una retórica más dura y poco constructiva”, indicó Sabatini, quien advierte que esta línea “favorecería una mayor influencia” en la región de China y Rusia, aliados de Maduro.
Nicolás Maduro asegura que próximo presidente de Estados Unidos ‘tendrá que dialogar’ con Venezuela
Biden hizo acercamientos con Maduro, sobre todo tras la invasión rusa a Ucrania y la crisis que generó en el sector energético, intensificada luego con la guerra en Medio Oriente.
Flexibilizó el embargo, otorgó licencias de operación a multinacionales petroleras e intercambió presos, mientras presionaba sin éxito por condiciones en las elecciones venezolanas.
Otra opción para el nuevo gobierno es que, en esta misma línea, “Trump intente negociar” con el chavismo, comentó Sabatini, debido a “su inclinación narcisista por creer que puede negociar con dictadores, además de su fascinación por líderes fuertes”.
El republicano ya expresó admiración en el pasado por líderes autoritarios, como el ruso Vladimir Putin, con quien asegura acordará el fin de la guerra en Ucrania.
Una prioridad en la campaña de Trump fue la migración, con la promesa de deportaciones masivas.
Entre 2021-2024, casi 764.000 venezolanos sin documentos fueron interceptados en la frontera con México; Trump catalogó a muchos como “criminales”.
Mencionó en particular al Tren de Aragua, “una de las bandas de inmigrantes más mortíferas y despiadadas”, de origen venezolano y que opera en varios países sudamericanos y recientemente en Estados Unidos.
Biden obtuvo autorización de Venezuela para deportar a connacionales, pese a la falta de relaciones diplomáticas. Esta prerrogativa terminó ante la condena de Washington por la reelección de Maduro.