No es cierta la imagen que circula en redes sociales del exfutbolista Bryan Ruiz esposado y escoltado por dos oficiales. La publicación aparece con el logo de La Nación y elementos que imitan el sitio web de este diario, pero en realidad se trata de una noticia falsa generada con inteligencia artificial.
La publicación se acompaña de un texto que dice: “Bryan Ruiz no se dio cuenta de que la cámara seguía grabando y dijo algo que el público no debía oír. El público costarricense está furioso”. Además, tiene un botón para obtener más información donde las personas pueden hacer clic e ingresar.
Otra imagen presenta al periodista Edgar Silva con un golpe en el ojo y un rasguño en el rostro. Esta publicación, atribuida a CRHoy.com, utiliza el mismo mensaje que la de Bryan Ruiz: “Edgar Silva no se dio cuenta de que la cámara seguía grabando y dijo algo que el público no debía oír. El público costarricense está furioso”. También incluye un botón para acceder a supuestos detalles. Sin embargo, esta imagen es otra alteración creada con inteligencia artificial.
Estos montajes no son casos aislados. En agosto pasado circuló una publicidad sobre un supuesto programa del gobierno para invertir en la industria petrolera. Un video manipulado mostraba imágenes y voces alteradas del presidente de la República, Rodrigo Chaves, y de la periodista Liliana Carranza, del programa Estado Nacional, de Canal 7.
Gobierno no impulsa programa para invertir en la industria petrolera
Roberto Lemaitre, abogado informático, explicó que estas publicaciones buscan obtener datos personales que las personas, a menudo, comparten sin darse cuenta. Las herramientas de inteligencia artificial capturan información pública como fotos, audios o videos para simular o suplantar identidades. Según Lemaitre, los estafadores suelen utilizar videos atractivos que muestran a figuras conocidas, como políticos y celebridades, para captar la atención de las personas e inducirlas a hacer clic.
“La primera parte para hacerlo más creíble es solicitar datos personales como un correo, contacto, número de teléfono, pero después de eso va a seguir el proceso de estafa donde van a ir avanzando en enredar, capturar información, después llamar o enviar un correo con información falsa y, finalmente, pedir el número de cuenta y los datos bancarios”, detalló.
Mencionó que aunque muchos de estos sitios parecen técnicamente bien diseñados, al hacer búsquedas en la web es posible encontrar diferencias que evidencian el engaño. “Es importante analizar estos anuncios. A menudo, aunque la tecnología sea avanzada, hay señales de manipulación como que la imagen o el video se vean poco claros o pixelados, lo cual genera sospechas”, enfatizó.
Según Larissa Tristán, investigadora del Centro de Investigación en Comunicación (CICOM) de la Universidad de Costa Rica (UCR), existe una normalización de desinformar y de presentar la realidad de acuerdo a como parezca más conveniente, lo que es un riesgo y, al mismo tiempo, una consecuencia. Tristán señaló que, aunque las personas mayores son más vulnerables, los jóvenes no están completamente inmunes.
“Hay un riesgo para los medios de comunicación porque van perdiendo cada vez más credibilidad y al mismo tiempo es un desafío porque implica que aunque las personas más jóvenes puede que sean menos susceptibles a caer en los engaños de la inteligencia artificial, eso no los hace 100% inmunes. Entonces, implica la necesidad de incluir en el currículo educativo una formación digital que permita distinguir cómo se construye la información, verificando y revisando datos”, explicó.
Tristán también describió la desinformación como un fenómeno sociocultural y un reflejo de la democracia actual. “Esto evidencia la dificultad de acordar un discurso común y cómo, a partir de esa división, surgen dinámicas de post verdad y manipulación para causar daño o cometer estafas”, comentó.
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