La Unión Europea (UE) adoptó este martes la reglamentación para aplicar pesados aranceles adicionales, de hasta 35%, a vehículos eléctricos importados desde China, vistos como responsables por daños a la competencia en el bloque.
Esos vehículos ya eran objeto de impuestos aduaneros del 10%, aunque pasan a tener aranceles que van desde un 7,8% a 35%, según las empresas. La reglamentación se tornará ley después de ser publicada el miércoles en el Diario Oficial de la UE.
La decisión de los países de la zona euro se fundamenta en la existencia de subsidios y ayudas estatales de China a sus empresas para la producción de automóviles eléctricos.
Estados Unidos impone aranceles de 100% a los autos eléctricos chinos
Con la medida, la UE se une a Estados Unidos que estableció un impuesto del 100% a la importación de autos chinos.
China anunció, en agosto anterior, que presentó una queja ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) tras la decisión de la Unión Europea (UE) de imponer aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos chinos.
De acuerdo con la reglamentación, los productos del grupo automotriz SAIC tendrán un arancel adicional del 35,3%, el grupo BYD el 17% y el grupo Geely el 18,8%.
Las empresas que cooperaron con las investigaciones de la UE relativas al impacto sobre la competencia en el bloque tendrán un arancel del 20,7%, y el resto de las firmas el 35,3%.
Desde que la UE comenzó a discutir estos aranceles adicionales, China criticó “prácticas proteccionistas injustas e irracionales”.
China y la UE mantienen desde hace varios meses contactos para tratar de hallar una salida negociada a la situación, y la UE adelantó que está dispuesta a cancelar estos aranceles adicionales caso se alcance un acuerdo.
La idea de estos derechos de aduana ha enfrentado a Francia y Alemania, las dos mayores economías del bloque.
Francia, de un lado, sostiene que la medida es necesaria para nivelar la competencia, pues los fabricantes de automóviles de la UE están en clara desventaja frente a sus competidores chinos.
Sin embargo, Alemania, reconocida por su fuerte industria automotriz y cuyos mayores fabricantes han invertido fuertemente en China, advirtió que la UE debe evitar perjudicarse a sí misma y pidió que continúen las negociaciones con las autoridades chinas.