Durante su extensa carrera como periodista y presentadora de noticias, Pilar Cisneros Gallo, en no pocas ocasiones, criticó implacablemente a los políticos, la mayoría de las veces con justa razón.
En las entrevistas, practicó un estilo frontal, irreverente, y podría decirse que hasta inquisidor, lo que le dio notoriedad y el reconocimiento de los televidentes. La popularidad que le deparó su presencia diaria durante muchos años en noticiarios de televisión la utilizó para incursionar en la política, pese a haber asegurado que jamás lo haría. “Se van a quedar esperando eternamente, porque Pilar Cisneros no va a entrar en política”, dijo en una entrevista.
Pero la periodista implacable, convertida ahora en dirigente política, perdió la enjundia de cuando cuestionaba a los políticos; y, para con sus compañeros de gobierno, su actitud es permisiva e indulgente. Su labor como diputada se ha limitado a hacer de escudera cuando han surgido los múltiples cuestionamientos sobre las actuaciones de Rodrigo Chaves y su gabinete, aunque la defensa empezó durante la campaña política.
Al poco tiempo de desdecirse y debutar en el escenario político, defendió al entonces candidato Rodrigo Chaves, pese a las contundentes pruebas de que fue sancionado por acoso sexual cuando era funcionario del Banco Mundial.
Pilar Cisneros Gallo no ha censurado la instrumentalización de la institucionalidad para perseguir o intimidar adversarios, para revanchas y venganzas de quien ejerce hoy la presidencia de la República. Tampoco ha defendido, como periodista profesional, la libertad de expresión ante los ataques del mandatario contra medios de comunicación y periodistas independientes. Incluso, lo ha justificado y apoyado sin ruborizarse.
En su nuevo papel como dirigente política, ataca a los medios de comunicación críticos, los mismos en los que trabajó durante años, como La Nación, Telenoticias y CRHoy.com, a los que tilda de “prensa canalla”.
Su vehemente defensa frente a todo cuestionamiento a las actuaciones de la administración contrasta con la dureza, la intolerancia y la inflexibilidad con las que actuaba como periodista ante el menor indicio de negligencia, irregularidad o corrupción en las entidades públicas. Con contradicciones y mentiras, asume la defensa y mete las manos al fuego por los constantes desaciertos, irregularidades y abusos del presidente y su equipo.
Así lo ha hecho con respecto a la estructura paralela para la financiación de la campaña de Chaves, la contratación del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) a la medida de uno de los asesores de comunicación del mandatario, o la “democratización” de la pauta publicitaria de las instituciones estatales a través del Sistema Nacional de Radio y Televisión (Sinart), por citar solo algunos ejemplos.
Sus esfuerzos, con una retórica demagógica, para defender las “rutas”, como la del arroz y la de la salud, o la inexistente de la educación, han sido infructuosos.
Después del fallo de la Sala Constitucional sobre la llamada ley jaguar, la actuación de Pilar Cisneros Gallo y la del resto del gobierno ha sido un ridículo que puso de relieve la improvisación, la impericia y el desconocimiento de la letra de la Constitución Política y del ordenamiento jurídico, así como la ausencia de una adecuada asesoría. Es penoso verla, en yunta con el presidente, atacar groseramente a la contralora, a magistrados y jueces, al fiscal general y a sus colegas diputados, sin meditar en el profundo daño que su irresponsable actitud le causa a nuestra democracia.
Más lamentable aún es su apasionada defensa, basada en argumentos carentes de verdad, de las actuaciones del gobierno, pese a las irregularidades en torno al Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo y, más recientemente, a raíz de la investigación de las contrataciones hechas por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) con tres cooperativas para la administración de 138 Ebáis.
No recuerdo que, cuando era periodista, criticara la actuación del Ministerio Público. Nunca dijo que era un abuso de poder o un show, como hace ahora para defender a sus aliados.
No cabe duda de que el cambio de periodista a política transformó a Pilar Cisneros Gallo. Con el primer traje, criticaba y cuestionaba implacablemente a los gobernantes; con el nuevo, defiende incondicionalmente y aplaude a Chaves y su grupo, a pesar de sus errores e irregularidades. Da pena verla convertida en el tipo de política que tanto criticó.
El autor es exembajador.