El 1 de octubre, el Sol experimentó la segunda erupción más fuerte del ciclo solar de 11 años, iniciado en 2019, con una intensidad de X 7,1 y un pico a las 22:20 UTC, según reportes de Spaceweather.com.
Esta erupción de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés) solo es superada por la llamarada de intensidad X 8,7 registrada el 14 de mayo de este año. Estas actividades solares se encuentran en aumento, y se espera que alcancen su punto máximo en 2025.
La gran erupción de plasma fue dirigida hacia la Tierra y se estima que impactará el 4 de octubre, lo que podría desencadenar una intensa tormenta geomagnética, según Space.com.
Este tipo de tormentas provocan alteraciones en el campo magnético terrestre, lo que no solo intensifica las auroras boreales, sino que también puede afectar sistemas de navegación, redes eléctricas y comunicaciones satelitales. Mientras más fuerte sea la tormenta, más alto será su nivel en la escala geomagnética, y más significativos serán los efectos observados.
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