El arroz es uno de los alimentos más consumidos en los hogares latinoamericanos debido a su bajo costo y la saciedad que genera por su alto contenido en carbohidratos. Aunque su uso es muy común, expertos coinciden en que es importante lavar los granos antes de cocinarlos por diversas razones, que van más allá de una simple costumbre.
En muchos hogares, el proceso de enjuague del arroz se realiza para eliminar el exceso de almidón, un espesante que influye en la textura de los alimentos y mejora su durabilidad. Sin embargo, la ciencia demostró que existen otros motivos importantes para lavar este alimento.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), lavar el arroz antes de cocinarlo podría eliminar ciertos nutrientes solubles en agua, como fibras y carbohidratos. A pesar de esto, los granos seguirían manteniendo su valor nutricional.
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Un estudio publicado en la revista Science of The Total Environment, liderado por el científico Manoj Menon de la Universidad de Sheffield, reveló que lavar el arroz puede reducir la cantidad de arsénico presente en la planta. Este compuesto tóxico, que puede llegar al arroz a través del agua contaminada en las áreas de cultivo, representa un riesgo para la salud si se consume a largo plazo. Además del arsénico, lavar el arroz ayuda a remover otros metales pesados como plomo y cadmio.
El proceso de limpieza también es fundamental para eliminar residuos de fertilizantes y pesticidas utilizados durante la siembra, así como partículas no deseadas como mugre, piedras e incluso insectos. Se estima que el lavado del arroz elimina hasta el 20 % de las toxinas presentes en su estado crudo, incluyendo los microplásticos que podrían haber sido absorbidos durante el procesamiento y empaquetado.
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Menon destacó un método de cocción conocido como “parbolizado con absorción”, que permite conservar los nutrientes tras el lavado. Este procedimiento implica cocinar el arroz en abundante agua y luego reemplazarla antes de finalizar la cocción. De este modo, se preservan minerales importantes como fósforo, potasio, magnesio, zinc y manganeso, al mismo tiempo que se reduce el contenido de arsénico en un 50 %.
Sin embargo, el experto advierte que este método no es recomendable si el arroz fue fortificado con micronutrientes. “Lavar el arroz fortificado provocará la pérdida de nutrientes añadidos para abordar las deficiencias de micronutrientes”, comentó Menon, sugiriendo revisar siempre la etiqueta antes de proceder con el enjuague.
Además, la investigación desacredita la creencia de que lavar el arroz afecta su textura. El estudio demostró que los materiales adheridos a la superficie de los granos no contribuyen significativamente a la textura final del arroz cocido.
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