¿Conoce un caso de algún gato que vivió muchos años? En esta nota le explicamos qué razas tienden a vivir más y cómo prolongar la vida de esta mascota, aunque sea mestizo, según la médico veterinaria Andrea Jiménez Borrero en una entrevista concedida a La Nación.
En la búsqueda de una vida más larga para los gatos, la doctora Jiménez destaca que algunas razas tienen mayor esperanza de vida. Según un estudio publicado en 2019, las razas más longevas incluyen al gato birmano, con un promedio de vida de 16 años; el burmés, que vive alrededor de 14,3 años; y el siamés, que llega a vivir 14,2 años. En Costa Rica, es común encontrar las razas siamés y persa, siendo las más representativas del país.
El gato birmano es conocido por su pelaje sedoso y carácter afectuoso. Los burmeses destacan por su robusta salud y su adaptabilidad a diferentes entornos. Los siameses, con su distintivo pelaje corto y ojos azules, son apreciados por su sociabilidad y vocalización constante. En cuanto a los gatos domésticos, aquellos de pelo largo o corto tienen una esperanza de vida que oscila entre 12 y 14 años, debido a su variabilidad genética.
De acuerdo con Jiménez, la longevidad de los gatos depende de una combinación de buena genética, cuidados y entorno. Se ha observado que los gatos más pequeños suelen vivir más tiempo en comparación con razas más grandes, que tienden a desarrollar problemas metabólicos y de obesidad. Además, la esterilización puede aumentar la expectativa de vida en los machos por un año y medio y en las hembras por seis meses.
¿Qué razas de gatos tienen pelo rizado?
A continuación, presentamos algunos consejos para prolongar la vida de los gatos, según detalló Jiménez:
La médico veterinaria recuerda un caso particular en Costa Rica, donde un gato doméstico de pelo corto alcanzó la notable edad de 22 años. Este caso ejemplifica cómo una combinación de buena genética y cuidados adecuados puede extender significativamente la vida de un felino.
Para quienes desean adquirir un gato de raza, la doctora Andrea Jiménez Borrero recomienda asegurarse de que el criadero sea responsable y que los padres de la camada estén en buenas condiciones. Esto no solo garantiza el bienestar de los gatos, sino que también reduce el riesgo de enfermedades genéticas.