Los meses de julio y agosto se caracterizaron por un aumento en las hospitalizaciones por complicaciones de covid-19 a niveles que no se habían visto desde abril de 2023. Entre el 21 de julio y el 17 de agosto (fecha más reciente para la cual hay datos disponibles), hubo más de 100 hospitalizados en promedio. En estas fechas, según los datos del Ministerio de Salud, se dio el 32,05% de los internamientos.
Estas cifras no representan una saturación de los servicios ni se asemejan a las vistas en 2020 y 2021, cuando los internamientos se contabilizaban por cientos. Sin embargo, sí dejan de manifiesto que la enfermedad no es inofensiva, especialmente para cierta población.
Guiselle Guzmán Saborío, jefa del Departamento de Salud Colectiva de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), destacó que estas hospitalizaciones responden a picos de circulación e infecciones que se dieron durante junio, julio e inicios de agosto, en los cuales también hubo brotes. La circulación y las infecciones ya han vuelto a descender, es probable que los internamientos bajen más a partir de las próximas semanas.
No obstante, es válido preguntar quiénes se hospitalizan contra covid-19, cuatro años después, luego de varias rondas de campañas de vacunación y de pasar varias infecciones.
La Nación lo explora junto con Guzmán, pero también a partir de datos de hospitalización, vacunación y edad de los internados. Para ello, se tomaron las bases de la CCSS, las que al 31 de julio de 2024 registraban 866 egresos hospitalarios. No incluyen los hospitales privados.
Una alta circulación del virus, edad avanzada o ser menor de un año de vida, no estar vacunado (o no haber completado esquema) y tener enfermedades crónicas son factores que van sumando riesgo para una hospitalización.
En cuanto a edad, uno de cada tres internados (el 32,6%) tiene 65 años o más.
“El favoritismo del virus no ha cambiado. Tiene preferencia por la población adulta mayor de 60 años, la edad es factor de riesgo a partir de los 60 años. También se ve más en personas con problemas inmunitarios. La población de niños tiene un cuadro más leve“, destacó Guzmán.
“La gente, como se cansa de las medidas preventivas, ha dejado de proteger a los adultos mayores y personas con problemas inmunitarios”, añadió.
Ni la CCSS ni el Ministerio de Salud han diseñado un estudio sobre efectividad de la vacuna en la población. No obstante, si se toma en cuenta la cantidad de hospitalizados en la CCSS según las dosis recibidas, se ve que la vacunación sí minimiza el riesgo de hospitalización.
El riesgo de hospitalización durante 2024 fue de 16,31 personas por cada 100.000 habitantes.
En quienes no tenían una sola dosis fue de 37,5 por cada 100.000 personas sin dosis. Más del doble de la población general.
En quienes tenían el esquema de tres dosis (o más) la tasa fue de 15,21 por 100.000 personas con el esquema. En otras palabras, el riesgo de hospitalizarse en ellos fue 2,46 veces menor en comparación con quienes no se vacunaron.
“Al igual que con los virus de influenza, cada una viene con una composición distinta, según la variante que esté circulando”, precisó Guzmán.
“Las primeras vacunas no dieron una protección base. Sin embargo, ese refuerzo de la nueva vacuna que va saliendo trae la protección de la variante que está circulando. Hay gente que se resiste a una nueva vacuna, pero entre menos población vacunada, menos protección se tiene contra esa variante circulante“, añadió.
Por eso, es importante buscar refuerzos anuales, porque dan esa protección contra lo más actualizado.
Guzmán también habló de la importancia de las vacunas para proteger contra la covid-19 prolongada.
Los niños, aunque tienen un cuadro general más leve, también se internan, y lo hacen en una proporción mayor que los adolescentes y adultos jóvenes. Según los egresos de la Caja, uno de cada cuatro (25,52%) hospitalizados tiene menos de 10 años. Y el 15,47% tenía menos de 5.
Como resultado, el hospital que individualmente recibió más pacientes por covid-19 en los primeros siete meses del año fue el Nacional de Niños, con 86.
Según Guzmán, la ventaja con los menores es que sus estancias hospitalarias son más cortas que en los adultos y difícilmente requieren de cuidados intensivos.
En la cantidad de menores internados, precisó la especialista, se unen varios factores, el primero es que los niños pequeños, especialmente los bebés, no se han expuesto a virus anteriormente.
“En los bebés, el sistema inmune está superinmaduro. Muchos de los hospitalizados también tienen enfermedades crónicas que les suprimen el sistema inmune”, expresó Guzmán.
Otro factor que podría pesar es que, según datos de la CCSS, la vacuna contra covid-19 no ha llegado a la mayoría de los menores. La primera dosis se aplica a partir de los seis meses.
El esquema completo de tres dosis solo lo tiene el 12,8% de esta población.
En los menores de 5 a 11 años la cobertura con primeras dosis es mayor, con un 82%, pero el esquema completo llegó al 27%.