El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo intensificó su represión en Nicaragua con el cierre de más de 1.500 organizaciones no gubernamentales, el pasado 20 de agosto, en su mayoría del sector religioso.
Según la activista Martha Patricia Molina Montenegro, experta en corrupción, estas medidas tienen como propósito crear una corriente de culto en torno a la pareja gobernante y eliminar posibles interferencias.
“Lo que quieren es desaparecer por completo la religión católica o cristiana evangélica de Nicaragua e instaurar una religión donde los dioses sean Daniel Ortega y Rosario Murillo”, afirmó Molina Montenegro.
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La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calificó los recientes cierres de organizaciones no gubernamentales en Nicaragua como “profundamente alarmantes”.
En ese sentido, Molina advirtió que “la dictadura intensifica cada día la persecución al sector religioso” y acusó a las organizaciones internacionales de actuar con doble moral ante los acontecimientos en Nicaragua.
A continuación, un extracto de una entrevista concedida por la activista a La Nación:
Antes de 2018, existía una paz ficticia entre la Iglesia católica y el Estado de Nicaragua porque la dictadura sandinista siempre vigila y ataca a los sacerdotes que hablan con la verdad a la luz del Evangelio.
”A partir de abril de 2018, la Iglesia católica se posicionó del lado de las personas que estábamos siendo atacadas y abrió los templos para que los jóvenes y las personas que protestaban cívicamente se refugiaran y no fueran asesinadas por policías y paramilitares. Si la Iglesia católica hubiera actuado de forma distinta, la cifra de más de 350 asesinados habría sido mayor.
”La Iglesia siempre reclamó a la dictadura un diálogo y el cese de la persecución y asesinatos. Esto incomodó a Ortega y Murillo, quienes comenzaron un ataque frontal contra la Iglesia católica”.
Las agresiones aumentaron no solo en número sino también en agresividad. Al inicio, la dictadura hablaba en contra de los obispos, difundía mensajes de odio, pintaba las paredes de los templos y las propiedades de los católicos con palabras vulgares, difamaba a los sacerdotes, los vigilaba y manipulaba sus vehículos para provocar accidentes. Además, aumentaron las tarifas de servicios básicos para las iglesias.
”Después, la dictadura comenzó a encarcelar sacerdotes, desterrarlos, confiscar propiedades de la Iglesia católica y realizar robos en sus cuentas bancarias, que han estado inmovilizadas por más de un año. También se apoderó de la Universidad de los jesuitas, la Universidad de la Conferencia Episcopal, cerró la Universidad de la Arquidiócesis de Managua y busca asfixiar financieramente a las parroquias.
“En uno de los golpes más fuertes, cerró 1.500 organizaciones sin fines de lucro, entre ellas más de 35 católicas y más de 300 cristianas evangélicas”.
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La Iglesia católica siempre ha tenido una voz profética y una presencia intachable en Nicaragua. Es la única organización que goza de total credibilidad a nivel nacional e internacional. La dictadura quiere pastores y sacerdotes serviles que bendigan todas las arbitrariedades y vulneraciones de derechos humanos que cometen.
”El ataque no es únicamente contra la Iglesia católica, sino también, aunque en menor medida, contra la Iglesia cristiana evangélica. A ellos les han cerrado más de 800 organizaciones sin fines de lucro, lo que implica el cierre de los templos. También confiscaron medios de comunicación; más de 24 medios católicos y evangélicos fueron clausurados, y pastores evangélicos fueron expulsados con prohibición de ingresar al país. La agresión y la persecución son contra todo lo que tenga que ver con religión, fe y amor a Dios.
”Ortega y Murillo buscan desaparecer por completo la religión católica y cristiana evangélica en Nicaragua e instaurar una religión donde ellos sean los dioses, por más ilógico que esto parezca. A pesar de que la dictadura sandinista se autoproclama cristiana, socialista y solidaria, en realidad no tiene nada de cristiana. Un cristiano no asesina, persigue ni roba a su pueblo. Esta es la doble moral que tiene la dictadura y lo que quiere proyectar a nivel internacional es que ellos son buenas personas”.
La comunidad internacional, al igual que la dictadura, a veces actúa con doble moral. Estas organizaciones sin fines de lucro se están cerrando arbitrariamente bajo la justificación de las 40 recomendaciones emitidas en materia de lavado de dinero, financiamiento del terrorismo y proliferación de armas de destrucción masiva que promueve el Grupo de Acción Financiera (GAFI). En Nicaragua, estas recomendaciones se están utilizando para perseguir y criminalizar a personas inocentes”.
”La dictadura sandinista acusa a la Iglesia católica de lavado de activos y financiamiento del terrorismo. ¿Y qué hace el GAFI? Aplaude a Ortega y le dice que está haciendo un excelente trabajo, aplicando correctamente las recomendaciones, lo que ha llevado a Nicaragua a ser retirado del seguimiento del Grupo de Acción Financiera.
“Mientras tanto, la dictadura continúa cerrando organizaciones sin fines de lucro bajo el pretexto de que son lavadoras de activos, cuando en realidad los delincuentes son ellos.
”Después, a través de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA), comienzan a publicar comunicados condenando a la dictadura pero en la acción son diferentes; una cosa es la que dicen en los papeles y en la realidad están actuando de manera distinta.
”Además, están financiando a la dictadura a través de los préstamos bilaterales y multilaterales, y este dinero se utiliza para reprimir a los católicos. Los sacerdotes tienen al menos tres paramilitares que están vigilando las 24 horas a cada uno de los sacerdotes y a estos efectivos la dictaduras les paga y eso es dinero que sale vía préstamos que obtiene la dictadura de todos los países”.
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La dictadura intensifica cada día su persecución contra los cristianos y las libertades religiosas. Mientras el régimen sandinista permanezca en el poder, esta persecución aumentará.
”Los habitantes de Nicaragua tienen poco poder de acción porque si uno intenta emitir una opinión, lo asesinan, lo destierran o lo encarcelan. Hace aproximadamente un año, un hombre salió a las calles a rezar el Rosario e inmediatamente fue secuestrado por la policía, y nunca más se supo de él. Cualquier persona que alce la voz en temas religiosos o de democracia es secuestrada por el ejército y la policía, sin alternativas.
”En este momento, estamos atados de pies y manos, incapaces de hacer nada, porque la policía, los paramilitares y el ejército tienen luz verde para asesinar, y todos los crímenes que cometen quedan en la impunidad. A mediano y largo plazo, veo un incremento en las formas de represión y en los ataques contra la población por parte de la dictadura, sin una salida viable, ya que la dictadura no acepta ningún tipo de negociación”.
