Nahun Romero, quien migró ilegalmente y sin recursos a Nueva York desde Honduras, vive su propio sueño americano como dueño de una academia de fútbol con cientos de alumnos, aspirando a convertirla en una referencia en la Gran Manzana.
Para este albañil y exdefensa de la segunda división hondureña, el desafío más grande hace seis años fue convencer a los padres de que confiaran en un extranjero indocumentado sin contactos ni referencias.
“Me hablaba de montar su propia empresa en la construcción”, recuerda su esposa Sarah, agente inmobiliaria. “Le decía: ¿por qué no hacer más bien algo en el fútbol? Es tu pasión”.
“Nadie nos ayudó. Solo tenía a mi esposa, que siempre ha estado a mi lado. Entrenaba y trabajaba en la construcción. Fue duro”, reconoce Romero, que ahora tiene 39 años.
Desde el inicio, buscó darle a su pequeña empresa una imagen de profesionalismo, con entrenamientos estructurados y materiales de calidad. Cada alumno obtenía una camiseta con su nombre apenas se inscribía.
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Bautizó a la escuela 5 Star Soccer Academy para evocar la idea de excelencia y homenajear las cinco estrellas azules de la bandera hondureña.
“En Europa el fútbol es una religión. En Estados Unidos, es una ocasión para que los niños se diviertan. Pero en esta academia, se trabaja. Tratamos de desarrollar a los jugadores”, explica Idlir Makar, exprofesional albanés y uno de los doce entrenadores reclutados por Nahun Romero.
Con jugadores de más de cincuenta nacionalidades diferentes, la 5 Star Soccer Academy refleja la diversidad de Queens, el distrito más multicultural de Nueva York.
Edgar Urgiles, padre de Jaden (12 años), uno de los mejores del equipo U13, comenta: “Cuando fui a ver cómo se entrenaban, me encantó. Es profesional”.
Jaden, centrocampista nacido en Uzbekistán y de padre ecuatoriano, lleva seis años en la academia. Lo considera como una “buena base”.
En los partidos de entrenamiento, se enfatiza la disciplina para que los niños respeten su posición y construyan un juego de ataque, con muchos pases y estilo europeo.
“Si todo va bien, algún día uno de ellos será jugador profesional”, dice Nahun Romero.
Después de varios años, consiguió franjas horarias en el campo de Astoria Park, cerca de su casa. Entre este local y otro más al sur, atiende ahora a casi 500 niños, que empiezan a brillar en competiciones juveniles hasta los 13 años, la edad límite de la academia.
Romero optó por precios razonables: $180 por dos meses y medio de clases, mientras que otras escuelas de fútbol en Nueva York cuestan varios miles de dólares al año.
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“Con mucho trabajo, los sueños pueden hacerse realidad. Yo soy la prueba de ello”, dice Romero, que ingresó a Estados Unidos ilegalmente después de un viaje de tres meses a través de Guatemala y Texas.
Obligado a pasar desapercibido, tuvo que esperar 18 años antes de obtener un permiso de residencia y poder volver a ver a sus padres.
“Estoy muy contento de haber salido del gueto y haber llegado hasta aquí”, comenta. “Quiero que mi familia esté orgullosa de mí”.
Romero aún tiene algunos sueños por cumplir. Espera tener un campo con los colores de 5 Star Soccer Academy y está convencido de que “esto es solo el inicio”.
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