Bubbles, el chimpancé que perteneció a Michael Jackson, lleva una vida tranquila en el santuario que lo acogió después de la muerte del cantante.
Patti Ragan, directora del Centro para Grandes Simios en Port St. Lucie, Florida, Estados Unidos, recientemente dijo al medio TMZ que el mono “tiene mucha libertad” y es capaz de “explorar túneles y construir nidos debajo de los árboles”. El chimpancé mantiene hábitos saludables: duerme la siesta al mediodía y practica la pintura.
A sus 41 años (una edad relativamente avanzada para un chimpancé, que vive entre 50 y 60 años), Bubbles disfruta de una jubilación de lujo. Gana alrededor de $130.000 al año (unos ₡67 millones) o $10.800 al mes (₡5,6 millones). Según medios estadounidenses, Michael Jackson dejó al animal al menos $2 millones en ganancias.
15 años después de la muerte de Michael Jackson, Bubbles no muestra ninguna emoción diferente al escuchar las canciones del cantante. Según TMZ, la familia de Jackson intentó visitar al mono en algunas ocasiones, pero los encuentros no fueron muy amistosos.
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Nacido en un laboratorio, Bubbles se convirtió en la mascota de Michael Jackson en 1986, cuando la estrella del pop tenía 28 años. A Jackson le gustaba vestirlo con ropa similar a la suya, y la pareja era fotografiada a menudo por la prensa. Cuando Bubbles llegó a la edad adulta, tuvo que abandonar la residencia de Michael y fue enviado al refugio en 1993.
Al principio de su vida en el refugio, Bubbles era tímido y tenía dificultades para relacionarse con las hembras. Con el tiempo, se fue soltando. Según informó el medio Miami New Times, Ripley, una chimpancé que protagonizó la película Ace Ventura (1994) con el actor Jim Carrey, es una de las mejores amigas de Bubbles dentro del santuario.
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