Domigo. Aprovechas para estar todo el día tirado en el sofá, embebido por un
maratón de series en la estupenda televisión que no usas en toda la semana. Solo te levantas para coger bebidas, aperitivos y, por supuesto, para ir al baño. Aunque hasta eso te da pereza y aguantas hasta que tu vejiga está a punto de explotar. El plan no puede ser mejor:
vas a desconectar del mundo y vas a descansa todo lo que no pudiste durante los seis días anteriores. Pero algo no ha salido bien.
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