La
serendipia, la protagonista de nuestra portada, esa maravillosa casualidad que nos regala descubrimientos inesperados,
ha sido un motor silencioso pero poderoso a lo largo del tiempo. Su nombre, de origen persa, proviene del cuento
Los tres príncipes de Serendip, cuyos protagonistas resolvían problemas mediante deducciones accidentales. Y es que la casualidad y el azar son ingredientes esenciales en el proceso creativo y científico. Así le ocurrió, por ejemplo, a
Alexander Fleming que
descubrió la penicilina al observar cómo un moho contaminaba una placa de Petri e inhibía el crecimiento de bacterias o al mismísimo Colón, quien buscando una nueva ruta a las Indias, tropezó con el continente americano y cambió la historia. Desde luego el tema despertará tu curiosidad, lo mismo que los demás artículos: la evolución de las aves a partir de los dinosaurios, los procesos cuánticos que puede esconder nuestro cerebro, la amenaza real que los asteroides suponen para la Tierra y la necesaria y exclusiva cualidad humana del llanto. Disfruta de tu lectura
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