¿Quién iba a imaginar que los pigmentos de la remolacha, que daban color a nuestros helados de la infancia, hoy serían clave en la medicina y la lucha contra el bioterrorismo?
Quién me iba a decir, cuando hace 40 años devoraba helados, aparentemente de fresa con forma de pie, que aquel color no se lo proporcionaban las fresas, sino unos pigmentos procedentes de la remolacha. Tampoco podía imaginar que esos mismos pigmentos se emplearían actualmente para desarrollar fármacos antiinflamatorios, para detectar enfermedades o para luchar contra el bioterrorismo. Les cuento.]]>