Tras la muerte de Fernando VII, España se convirtió en un campo de batalla entre el absolutismo y el liberalismo.
Las guerras carlistas, una serie de sangrientos enfrentamientos que sacudieron a España en el siglo XIX, encarnan uno de los capítulos más tumultuosos de su historia. Estas guerras civiles, desatadas por conflictos dinásticos y diferencias ideológicas, dividieron al país entre liberales, partidarios de reformas y modernización, y carlistas, defensores del orden tradicional absolutista. Cada conflicto, desde 1833 hasta 1876, reconfiguró el mapa político español y dejó dramáticas marcas en la sociedad, exacerbando divisiones que resonarían en la política y cultura españolas durante generaciones.]]>