Los astrónomos han hallado la evidencia más clara de la existencia de un agujero negro que estaba escondido entre 10 millones de estrellas.
¿Puede un gigante con más de 8.000 veces la masa del Sol pasar desapercibido a los astrónomos? Así es. La detección de un agujero negro, esos gigantes cósmicos cuyo campo gravitacional es tan fuerte que ni siquiera la luz puede escapar, es complicada al ser un objeto inherentemente invisible; de ahí que su naturaleza esquiva haya hecho que tengamos que inferir su presencia de otras maneras, al no poder detectar su radiación electromagnética ni su luz, ya que no las emiten. Pero sí podemos detectar su presencia por los efectos gravitatorios que provocan a su alrededor, sobre la materia y la luz cercanas a él.]]>