Los cielos y los mares tienen la capacidad de asombrarnos al llenarse de colores que nos recuerdan que la naturaleza también puede pintar bellos lienzos. Pero el proceso luminiscente del mar se debe a algas, peces u otros organismos que utilizan la luz para vivir y desarrollarse.
La madrugada del once de mayo muchos españoles fueron testigos de un espectáculo que pocas veces se contempla en nuestro país, las auroras boreales. Desafortunadamente yo no fui uno de ellos. Por si se repetía el espectáculo, la noche siguiente la pasé en la orilla del mar. Desgraciadamente las auroras boreales no volvieron a verse, pero, sorprendentemente, aunque el cielo no se iluminó el mar sí que lo hizo. ¿Qué ocurrió? Que la luminiscencia de la bóveda celeste fue sustituida por la luminiscencia marina. Me explico.]]>