¡Cómo es la gente! Hace cuatro días,
Flick era el mejor del mundo y ahora ya estoy leyendo que si va peor que
Xavi, que
Koeman o
Setién. Ya sé que el fútbol siempre ha sido terreno abonado para los juicios exagerados y las conclusiones rápidas, pero para ser que el barcelonismo no se considera a si mismo resultadista me cruzo con mucho catastrofista después del último marcador. Toca decirlo ahora; después de ver perder el partido ante el Atlético: el Barça fue mejor en todo menos en el marcador. Lo reconoció luego hasta
Simeone. No me cuesta mucho imaginar al astuto técnico colchonero dando la charla previa al partido diciéndoles a sus jugadores algo así como “aguantad como sea la primera media hora, que estos saldrán ‘a saco’ como hacen siempre y, si salimos vivos ahí, al final tendremos nuestro momento”. Tal y como fue el partido ese “a saco” del Barça fue incluso más lejos de lo imaginable y si al descanso no se llegó con tres goles de ventaja culé fue porque, como siempre digo, en el fútbol los partidos se dominan en el centro del campo pero se ganan en las áreas. Y ahí, en las áreas, acabó siendo mucho más efectivo un Atlético que tuvo su virtud en conservar el ‘cero’ en su portería y luego poner el ‘dos’ en la otra. También suelo decir que esta clase de partidos en que juegas tan bien, con mala suerte los empatas y sólo con muy mala suerte los pierdes. Eso fue precisamente lo que ocurrió. Este Barça de
Flick puede tener a veces el problema en su mejor virtud: va siempre a saco. Tanto, tanto, que hasta te cansas viendo ese derroche y, permitan la broma. hasta te darías una ducha por el esfuerzo ajeno. Y siempre han ido “a saco”, menos un par de días. Apenas en dos partidos les vi entrar algo relajados y fueron esas dos derrotas ante Las Palmas y Leganés que, lo peor que han tenido, es haberle regalado oxígeno a Madrid y Atlético para que se recuperaran.
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