Todavía no me he repuesto del ‘shock’ que me produjo la noticia del fallecimiento de
Johan Neeskens, un compañero muy querido, que supo hacer ‘pinya’ en el vestuario y que se adaptó perfectamente al Barcelona después de un primer año complicado. Era muy joven cuando llegó y aportó mucha energía. Recuerdo sus ‘tackles’, rebañando el balón desde el suelo para quitárselo a los rivales. En un Gamper en que Michels nos puso a él y a mí en la media, en un día de lluvia, los defensas nos decían: “¡
Dejad pasar algún balón para nosotros!”. Era todo energía.
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