Eintracht Frankfurt y
Bayern Múnich regalaron al espectador neutral un maravilloso espectáculo este domingo al coprotagonizar un partido loco en el que se vieron seis goles, se pasó por los tres posibles signos para la quiniela y tuvo su cierre con un postrero gol en el tiempo añadido que dejó la cosa en 3-3. A buen seguro que Vincent Kompany y los suyos se sienten frustrados porque realizaron cuatro veces más disparos que su rival y acumularon hasta el 74% de la posesión de balón, pero se mostraron muy vulnerables cuando el
Eintracht, comandado por un genial
(Don) Omar Marmoush, consiguió salir al contragolpe.
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