Un 10 para
Carlos Alcaraz, que no podría imaginar a finales de agosto, cuando se marchó cabizbajo del US Open. "No quería tocar una raqueta, no quería viajar", reveló el murciano su estado bajo anímico después de la gira norteamericana, poco productiva. Lo explicó después de dar la vuelta a la situación, con el trofeo de Pekín en sus brazos.
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