Uno de los mayores inconvenientes de
mudarnos a un país a miles de kilómetros de nuestro hogar sea por el motivo que sea, da igual si es por trabajo, por amor o para saciar nuestro espíritu aventurero, es
adaptarse a la cultura y las costumbres de ese lugar. Y para adaptarse hay que hacerlo, en la mayoría de los casos, a la fuerza.
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