El gladiador contra el racismo mandó callar a
Anoeta tras anotar el primero de los dos penaltis con que el
Real Madrid sentenció su visita a la
Real Sociedad. Lo hizo a su estilo, ese que le ha llevado a granjearle la antipatía de la mayoría (quizá todos menos uno, el
Bernabéu, al menos por ahora) de campos de
Primera División.
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