Para la gran mayoría de culés, el
Girona se ha convertido en su segundo equipo, hasta el punto de celebrar sus victorias con idéntica pasión como si fuera una del
Barça. El problema es cuando ambos equipos se enfrentan en un mismo partido, como el de este hoy en
Montilivi, donde se ha colgado el cartel de “todo vendido”. Y si no, que se lo digan a mi admirado amigo
Eduard Solà, el narrador de los partidos de los ‘gironins’ por los micrófonos de
Catalunya Ràdio y que acompaña el relato de los goles del equipo de
Míchel con su intransferible “Patapam!!!”. El bueno de
Eduard se hizo mayor siguiendo a los blanquirrojos por las divisiones inferiores del fútbol español deseando que algún día se hiciera realidad el sueño de poder codearse con los de
Primera y ser capaces de ganar en el
Bernabéu o el mismo
Camp Nou. Mientras esto no sucedía,
Solà tenía como equipo preferido al
Barça y celebraba las gestas de los blaugrana como propias. Pero, claro, esto ha cambiado de manera radical y el
Girona ya no es tan simpático para los barcelonistas y este año pueden llegar a ser contrincantes en la Champions. ¿Se lo imaginan? Pues que se lo pregunten a
Xavi Hernández, que vio como aquel equipo que despertaba tantas simpatías se convertía en el verdugo que lo apeó del banquillo del
Barça.
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