Los sidecars tienen más de un siglo de vida y, aunque gozaron por momentos de una cierta popularidad, nunca han terminado de asentarse como una solución efectiva para aumentar el número de pasajeros o de carga que puede tener una moto. El abaratamiento de los coches y la producción masiva a partir de la II Guerra Mundial frenaron la posible expansión de los sidecars, a lo que hay que sumar
los problemas inherentes que presentan los sidecars en la maniobrabilidad de una moto común.
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