En etapas con finales como el de este martes en lugares como el de
Lagos de Covadonga es habitual que una vez concluida la etapa los ciclistas bajen en cuanto puedan hasta los autobuses de su equipo, que suelen estar unos a unos cuantos kilómetros de la línea de llegada dada la imposibilidad de poder estar cerca de meta por un tema básicamente de capacidad, y más aún en días como el de hoy con el frío y la lluvia como invitados.
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