El ruido impedía que se escucharan los motores de F1. El estallido de alegría de los 'tifosi' italianos fue enorme. Tras mucho sufrimiento, en una carrera que parecía destinada a un doblete de
McLaren,
Ferrari, con una gran estrategia muy bien ejecutada por parte de
Leclerc, destruyeron de golpe el 'cohete' que es el coche naranja.
Charles Leclerc triunfó por segunda vez en Monza al imponerse a Oscar Piastri (2º a 2"6) y Lando Norris (3º a 6"1), en una cita en la que Carlos Sainz no tuvo tanta suerte con la estrategia, al terminar 4º, a las puertas de su deseado podio para despedirse de la afición italiana como merecía.
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