Ayer, en la parte superior hospitality de
Aston Martin estuvo Michael Douglas. Y en el primer piso, en una habitación pegada a las escaleras, había otro hombre dispuesto a protagonizar en Monza la segunda parte de la película
‘Gladiator’. Ayer, era
como si a Fernando Alonso le echaran a los leones en un anfiteatro, en el mítico
‘Templo de la Velocidad’. Sin las armas que querría, sin evoluciones en las últimas carreras mientras el resto de conjuntos de la zona media ha mejorado, y en una pista que no se adapta bien a las características del Aston Martin,
el ovetense volvió a hacer maravillas y a lograr un mejor resultado del esperado con la 11ª posición en clasificación, algo que ya hizo el fin de semana pasado en
Zandvoort con una 7ª plaza en ‘qualy’ que ni el equipo se explicaba. Seguir leyendo...
