Ya lo decía el
director deportivo del equipo Red Bull Bora-hansgrohe Patxi Vila, que en la
subida a Ancares nadie podía esconderse. Era esta ascensión final de la 13ª etapa de La Vuelta, de 7,7 kilómetros con una pendiente media del 9% y los últimos cinco kilómetros al 15%, un nuevo examen al que se afrontaba el
líder Ben O'Connor, y la duda estaba en saber la nota que iba a sacar.
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