El italiano
Jannik Sinner, número uno mundial a sus 23 años, se presentó en Nueva York con cierto temor, a cómo respondería el vestuario y la afición tras conocerse que había dado positivo dos veces por clostebol en sendos controles antidopaje en marzo. Una noticia que llegó matizada, porque salió a la luz pública con la sentencia del panel independiente, que consideró que la contaminación del producto había sido ajena al tenista, culpa de un spray utilizado por su fisioterapeuta, que habría contaminado al tenista masajeándole sin guantes.
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