Continúa la desorientación en Stamford Bridge, donde el domingo se vio una imagen muy ilustrativa de los nervios que apresan a sus dirigentes. Justo en el día del estreno, su copropietario y accionista mayoritario
Todd Boehly, abandonó el palco sin esperar al final del partido, al ver consumarse otra derrota ante el Manchester City. Pese a las buenas intenciones de su nuevo entrenador, el debutante italiano
Enzo Maresca, el Chelsea fue inferior ante el campeón. Recibió, además, un último golpe doloroso de encajar, el 0-2, porque vino de uno de sus recientes descartes, su exjugador,
Mateo Kovacic. Paradójico y cruel, por el mal momento.
Seguir leyendo...