Jefe de principio a fin. LeBron James fue el que dio el golpe en la mesa, haciendo una llamada a las estrellas de primer orden de la NBA empezando por sus coetáneos de generación Stephen Curry y Kevin Durant para ir a París y recuperar el orgullo que Estados Unidos había perdido como primera nación del baloncesto con el cuarto puesto en el Mundial. The King, cabeza visible de este Team USA en el parqué y fuera de él, cerró el ciclo en lo colectivo y lo personal, cumpliendo con la misión de traer el oro olímpico de vuelta a casa y siendo nombrado MVP.
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